Ciclo de Arte Experimental y otras acciones artísticas (1965-1968)
El grupo de documentos organizados en esta colección se enmarca en torno al año 1968. Sus protagonistas son un grupo de jóvenes artistas rosarinos que a mediados de los sesenta se volcaron a la experimentación artística y a la reflexión sobre sus fundamentos. Primero intentaron revolucionar el arte, luego revolucionar la sociedad. Cuestionaron el arte hegemónico y la censura, tomaron posición respecto a la política de su tiempo y redactaron manifiestos sobre su concepción del arte con títulos como: “A propósito de la cultura mermelada”, “De cómo se pretende dar oxígeno a una pintura que hace tiempo ha muerto” y “Siempre es tiempo de no ser cómplices”. Pasaron de la experimentación a la acción rebelde, de los museos a los espacios no convencionales como la calle, los sindicatos o las galerías comerciales[3] y, en algunos casos, de la contestación al abandono del arte o incluso a la acción armada.
Tucumán Arde (1968)
Quizás momento de clímax de ese colectivo, el “Tucumán Arde” fue definido por Graciela Carnevale en diferentes ocasiones como un “salto al vacío”. Esta experiencia prolongó esa voluntad de construir colectivamente, rompiendo la barrera entre artistas y realidad social, e incluyendo otros actores sociales a través del trabajo conjunto de un grupo interdisciplinario. Tras el Primer Encuentro de Arte de Vanguardia organizado en Rosario en agosto de 1968, otro encuentro continuó el intercambio en Buenos Aires donde se sentaron las bases para una nueva estética, intentando articular la praxis artística con la política. Para ello, el grupo experimental rosarino, ensamblado con artistas de Buenos Aires e intelectuales de ambas ciudades (bajo el nombre de Grupo de Artistas de Vanguardia), forjaron una propuesta en relación a la CGT de los Argentinos, tomando uno de sus frentes de lucha como punto de partida de un proyecto de contrainformación.
Encuentros de artistas latinoamericanos y FADAR (1972-1973)
Esta sección del archivo reúne documentos relativos a una serie de eventos y proyectos colectivos de principios de los años setenta, esencialmente de los encuentros de artistas desarrollados en Chile y Cuba en 1972 y 1973. Previamente, Graciela Carnevale junto con Juan Pablo Renzi y Lía Maisonnave, habían participado –a través del envío de obra– de una exposición contrainformativa en París. La misma fue organizada en 1972 por un colectivo de artistas que se titulaban Amérique latine non-officielle”, entre los cuales se encontraba el artista argentino Julio Le Parc. Por sugerencia de Le Parc (con quien Graciela Carnevale se conoció en 1967 en el Instituto Di Tella), la artista rosarina fue contactada por Casa de las Américas y luego invitada a una serie de actividades. Aunque no pudo asistir al Primer Encuentro desarrollado en Cuba en 1972 por carecer de pasaporte, se programó su participación para el segundo encuentro que se desarrollaría al año siguiente. Sin embargo, Carnevale pudo asistir al Encuentro de artistas del Cono Sur que se desarrolló en Santiago de Chile del 3 al 13 de mayo de 1972.
Ezeiza (1973)
La cuarta colección seleccionada para esta plataforma reúne una serie de documentos referidos a un proyecto de obra audiovisual elaborada por algunos de los ex integrantes del grupo de artistas de vanguardia rosarino: Graciela Carnevale, Juan Pablo Renzi y José María Lavarello. Bajo el nombre de “Equipo de Contrainformación”, dichos artistas se propusieron reconstruir uno de los acontecimientos más dramáticos de la vida política de la Argentina marcado por el regreso de Juan Domingo Perón del exilio. “Ezeiza. Veinte de junio de 1973” fue concebida en base a dos relatos: por un lado, uno ficcional que presenta la voz y experiencia de un obrero que concurre a Ezeiza a recibir a su líder y, por el otro, el registro de la manifestación que terminó en masacre, relacionándola con los principales acontecimientos de reivindicaciones obreras a lo largo de la Historia argentina. Estos dos relatos se diferencian también en el lenguaje visual utilizado. Mientras que el relato del obrero se presenta a través de dibujos a tinta que realizó Juan Pablo Renzi, el relato histórico se reconstruye con registros fotográficos en blanco y negro extraídos de diversas fuentes documentales.