Diferencias deseantes :: Archivo C.Moscarda
Diferencias deseantes (disidencias sexuales)
La institución afectiva entre Cira Moscarda y Alfredo Seppe creó espacio para un intercambio en el cual el deseo es articulado mediante una erótica del discurso. En términos formales, esta erótica está constituida mediante el nombramiento oblicuo y las alusiones retóricas: hay cuestione nunca nombradas explícitamente. Asimismo, se plantea una estratificación espacial del deseo, de sus expresiones y sus aspectos: en tanto los caracteres más sublimes de este deseo pueden aparecer en clave de una elevación etérea, también pueden estar localizados en una excesiva e imposible distancia geográfica (notas orientalistas); mientras el plano inferior es la escena de lo orgiástico y lo ominoso. Predominan imágenes sensoriales y materialidades exquisitas como estrategias recurrentes, vinculadas con citas a canciones del repertorio romántico de la época.
En algunos textos se presenta una marcada oposición entre el interior y el exterior: mientras el interior es valorado negativamente, el exterior parece ser la marca de una superioridad; esto se expresa tanto entre lo doméstico y el espacio público como en la oposición entre la acotada y tediosa Asunción y su afuera (sobre todo Motevideo), que parece el espacio de un desenfreno incontrolable, sobre todo porque se vuelve sitial de un deseo sobre el que, ahora distante, no se tiene control.
Ya en términos temáticos, algunos textos recogen deseos diferentes no apenas en tanto traición a una normatividad, sino de una subversión deliberada y lúdica al interior de dicha normatividad, o de formas de intercambio que podrían ser consideradas dominantes. Estas diferencias podrían parecer patologizadas en ciertos momentos, o expresan una angustia ante la mirada taxonomizante, clausurante y patologizadora. Esta mirada también afectará las corporalidades otras expresadas en el archivo: es como si, al no ser valorado por cierta norma como objeto de deseo, los sujetos con corporalidades diferentes no pudieran ser considerados en tanto sujetos deseantes, lo que pareciera habilitar una relación de intercambio sumamente desigual, y por momentos irresponsable, inclusive entre sujetos que, dada sus diferencias de las normatividades, podrían en cierto nivel expresar empatías.
Se habilitará pues una escena de tensión en la que el deseo no parece realizable sino mediante esta erótica del discurso poético, lo cual generaría una disputa en la que se juegan poderes: mientras la incompatibilidad puede suscitar angustia, dolor, la relación epistolar revela roles invertidos, cuando, como estrategia de retención, el deseo parece dejado en suspenso, para luego expresar un descargo contra cualquier demanda de responsabilidad afectiva.
Damián Cabrera